«Nunca dejé de crear», confiesa ahora en el momento inevitable de mirar hacia atrás, al hilo de la exposición retrospectiva que abre hoy en la sala Canal de Isabel II y que se titula tal que así: Sybilla, el hilo invisible. «Cuarenta años es mucho tiempo», reconoce, repasando sus fluctuantes idas y venidas del mundo de la moda, esa trayectoria definida por ella misma como «zigzagueante», camiseta de dinamarca que acaso ha sido siempre su manera de estar.